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Fingir Yogasmos: ¿Estás practicando yoga auténtico?
Por Colin Hall. 

English
“No busques seguir los pasos de los sabios; busca lo que ellos buscaron".
~ Zen Master Basho
​

Si quieres arreglar tu coche lo llevas al mecánico. Ese mecánico necesita habilidades especializadas para poder hacerlo. Un aspirante a mecánico no puede simplemente imitar a otros mecánicos.

 Supongo que podrías fingirlo. Podrías juntarte con gente que arregla coches. Poner atención a lo que dicen y cómo lo dicen. Luego imitarlo. Vestirte como se visten. Hablar como hablan. Poner atención a sus gestos y referencias culturales hasta que te veas y actúes justo como un mecánico.

 Y todo eso funcionará… hasta que realmente haya que arreglar un coche.

 Si en serio quieres arreglar coches, los gestos, cultura y vestimenta son de poca utilidad. Tienes que estudiar y practicar. Tienes que observar lo que hacen, mucho más que decir lo que dicen.
​

 La pregunta más importante que tienes que hacerles es: ¿Qué hacías cuando querías convertirte en un mecánico? ESO es lo que necesitas saber. No lo que están haciendo ahora, sino lo que hacían años antes. ¿Cómo se convierte uno en un mecánico auténtico?

Si eres nuevo en el yoga y quieres encontrar un maestro auténtico, la imitación es tu mayor obstáculo. Como en la mecánica, son las habilidades de un maestro de yoga lo que los distingue y hace grandes. Los gestos, la ropa y cultura del yoga son sólo convincentes para los novatos. Pero alguien que ha adoptado la ropa y el lenguaje yogui fácilmente pasa por un maestro de yoga auténtico si no estás prestando atención.
 
Los maestros inexpertos frecuentemente imitarán la secuencia, ritmo, tono y lenguaje corporal de maestros más experimentados para demostrar cierta maestría en su oficio.  Si te tomas un tiempo para navegar en Youtube entre los videos de maestros de yoga famosos, quizá hasta reconozcas algunas de las instrucciones y maneras de las clases que has estado tomando en gimnasios y estudios de yoga.
 
No son sólo los maestros de yoga famosos sugieren autenticidad. Hay muchísimas palabras que los maestros amateur de yoga rápidamente detectan que tienen algún poder mágico. Les escribo un poema hecho con una selección de estas palabras mágicas de yoga:
​

vinyasa centro del poder fluir
prana encarnado del chakra en atención plena
corazón despierto en su más alto “sí mismo”
saborea la gracia deliciosa a tu propio ritmo
Intención, propósito, alineación
Arraigando grandes vibraciones
Rollo de inspiración a tus propios lados
No son sólo las palabras, sino también la ropa y los gestos de los yoguis que son apropiados e imitados para dar la apariencia de plenitud. Los ejemplos obvios son chongos, barbas largas, ojos entrecerrados, y un rítmico balancearse en una música inaudible. Los directores de películas y comics quieren parodiar el yoga y los maestros de yoga personifican muy bien la caricatura de un yogui.
 
 Sólo toma un par de generaciones de imitadores antes de que un debilitamiento gradual debilitamiento de la autenticidad haga la práctica de yoga una cáscara de lo que puede llegar a ser.
 
El producto son clases de yoga tragicómicas, presentando profesores de yoga novatos y solemnes que se han apropiado del lenguaje y gestos de la última generación de yoguis sin el más mínimo contexto cultural o la realización que produjo en un principio el lenguaje y los gestos. Y en este asunto es el estudiante quien recibe la última parte de todo el proceso. Por esa razón estoy escribiendo esto. ​

Tal vez uno de los mejores ejemplos de la influencia de la mímica en yoga contemporáneo es el estereotípico super estricto y demandante maestro ‘yoga nazi’. Lo conoces. Ese maestro  intimidante y aparentemente enojado, que es super duro. Eso también es caricatura. La fuente de esa caricatura es BKS Iyengar.
 
Iyengar es conocidamente severo en su acercamiento a la enseñanza. Una de mis frases favoritas de Iyengar: Echo una indirecta y no pasa nada pasa. Doy un golpe, y pasa”. Estudia su biografía y su temperamento, no te sorprenderá. Iyengar creció desnutrido y luchó contra la malaria, fiebre tifoidea y tuberculosis, todo antes de los nueve años, cuando su padre murió. Su guru y cuñado Krishnamarcharya, lo rechazaba y se negaba a enseñarle yoga. Cuando accedía a enseñarle, era duro e implacable, a veces resultando la práctica en más lesiones. Claro que es un poco gruñón.
 
Ahora, el comportamiento intenso y demandante del arquetipo del “yoga nazi” no carece completamente de valor. Iyengar insiste en la percepción consciente que deben tener sus estudiantes. Tienes que poner atención. Tienes que seguir las instrucciones. Esto no es opción. La conciencia clara, concentrada, es el mínimo indispensable. Pero sacado de su contexto histórico y pedagógico, es sólo una mala actuación, enmascarada de experiencia y autoridad.
 
Los maestros que admiran a BKS Iyengar y aspiran a ser como él harían bien en estudiar su historia y ver cómo es que comenzó a enseñar de esa manera, en vez de sólo imitar su estilo. Su precisión y atención al detalle surgieron por necesidad. Su cuerpo no se adaptaba fácilmente a las posturas. Era una lucha. Aprender esas posturas le demandaba muchísima atención. Iyengar no imitó el estilo de su maestro. Adaptó el yoga para que se amoldara a sus condiciones de vida únicas - y luego a la de sus estudiantes.
 
El genio del yoga Iyengar está en la habilidad para refinar la conciencia a través del refinamiento de las posturas El temperamento y el comportamiento del maestro es son un rasgo secundario. Es algo que puede enriquecer o empobrecer el disfrute del estudiante en la clase, pero no es una característica determinante del estilo. ​

Hay un número de rasgos y características asociadas con la experiencia yogui. La relajación profunda sí tiende a hacer que nuestros párpados descansen en algún punto más bajo del ojo. La conciencia penetrante sí tiende a hacer nuestros ojos un tanto más brillantes. La percepción consciente y la absorción de los ritmos del cuerpo y respiración ocasionalmente producirán un poco de balanceo cuando nos sentamos.
 
La perspectiva meditativa típicamente nos permite atestiguar teatralmente momentos de nuestra vida. En vez de que las cosas te sucedan, experimentas el acontecer de las cosas. Como resultado, el mundo mundano puede parecer absurdo o mero entretenimiento. La gente con una percepción meditativa tiende a reírse antes que a involucrarse en el drama.
 
Así que muchos maestros han adoptado una persona pública basada en el mantra ‘fíngelo hasta que sea real’. Se visten como piensan que se debe vestir un yogui, usan palabras que usan los yoguis, y pretenden que aman todo y a todos aunque posiblemente están lidiando, en silencio, con neurosis, depresión y ansiedad. Francamente, es una receta para el desastre tanto del maestro como del estudiante.
 
El ‘fíngelo hasta que sea real’ funcionará en algunos lados. ¿Quieres sentirte más seguro? Siéntante y párate en una forma que parezca más segura. Funciona. Pero esa actitud es limitada. El cultivo de atributos yóguicos requiere práctica. No sólo practicar la asana, también practicar nuestra habilidad para mantener una percepción consciente relajada en medio de nuestros dramas cotidianos. Toma tiempo. Toma paciencia. Esto es tan cierto para los practicantes de yoga como para los maestros.
 
No quieres a un mecánico que lo esté fingiendo. No le confías tu vehículo a alguien cuya práctica de yoga es una de imitación.
 
Esto no es sobre yoguis triviales, ‘occidentales' superficiales que están destruyendo la hermosa y auténtica tradición de un idealizado yoga oriental. Durante generaciones, la gente ha estado imitando a sus maestros. Esto no es nuevo. Y es la razón por qué en el Hatha Yoga Pradipika (un manual de hatha yoga del del siglo XIV) dice:
 
El practicante tendrá éxito; el no practicante no lo tendrá. Éxito en yoga…no es alcanzado ni por usar la ropa correcta ni por hablar al respecto. Practicar yoga en soledad trae el éxito. Esta es la verdad, sin lugar a dudas. ​

El Yoga llega a nosotros como el resultado de la transmisión de maestro a estudiante por muchas generaciones. Esto no es algo que sucedió en el pasado. También está pasando ahora. Nosotros somos yoga.
 
La autenticidad en yoga viene de la autenticidad del yogui. Implementamos las tecnologías del yoga en nuestras mentes y cuerpos- ambos existen dentro de un contexto social y ambiental cambiante- y las transformaciones que tienen lugar en la experiencia se convierten en las enseñanzas (y maestros) del futuro.
 
Los maestros de yoga no deben ser estrellas. Los estudiantes de yoga no deben ser fans. No necesitamos más ídolos. La práctica auténtica del yoga es radicalmente subjetiva. Necesitamos aplicar el yoga a nuestras propias condiciones de vida antes que simplemente tratar de reproducir las condiciones de vida de los yoguis de siglos pasados. Yoga auténtico no significa yoga antiguo. Significa tu yoga. Tus percepciones, tus luchas, y tu transformación de la médula del verdadero yoga. ​
Traducido por Paula De Rosenzweig ​
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